viernes, 30 de mayo de 2008

Codigo de Bushido

El Código de Bushido
Estos son los siete principios que rigen el código de Bushido, la guía moral de la mayoría de samurai de Rokugan. Sed fieles a él y vuestro honor crecerá. Rompedlo, y vuestro nombre será denostado por las generaciones venideras.
1. GI - Honradez y Justicia
Sé honrado en tus tratos con todo el mundo. Cree en la Justicia, pero no en la que emana de los demás, sino en la tuya propia.
Para un auténtico samurai no existen las tonalidades de gris en lo que se refiere a honradez y justicia.
Sólo existe lo correcto y lo incorrecto.
2. YU - Valor Heroico
Álzate sobre las masas de gente que temen actuar. Ocultarse como una tortuga en su caparazón no es vivir.
Un samurai debe tener valor heroico. Es absolutamente arriesgado. Es peligroso. Es vivir la vida de forma plena, completa, maravillosa. El coraje heroico no es ciego. Es inteligente y fuerte.
Reemplaza el miedo por el respeto y la precaución.
3. JIN - Compasión
Mediante el entrenamiento intenso el samurai se convierte en rápido y fuerte. No es como el resto de los hombres. Desarrolla un poder que debe ser usado en bien de todos.
Tiene compasión. Ayuda a sus compañeros en cualquier oportunidad. Si la oportunidad no surge, se sale de su camino para encontrarla.
4. REI - Cortesía
Los samurai no tienen motivos para ser crueles. No necesitan demostrar su fuerza. Un samurai es cortés incluso con sus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto no somos mejores que los animales.
Un samurai recibe respeto no solo por su fiereza en la batalla, sino también por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del samurai se vuelve evidente en tiempos de apuros.
5. MEYO - Honor
El Auténtico samurai solo tiene un juez de su propio honor, y es él mismo. Las decisiones que tomas y cómo las llevas a cabo son un reflejo de quien eres en realidad.
No puedes ocultarte de ti mismo.
6. MAKOTO - Sinceridad Absoluta
Cuando un samurai dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho. Nada en esta tierra lo detendrá en la realización de lo que ha dicho que hará.
No ha de "dar su palabra." No ha de "prometer." El simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer.
Hablar y Hacer son la misma acción.
7. CHUGO - Deber y Lealtad
Para el samurai, haber hecho o dicho "algo", significa que ese "algo" le pertenece. Es responsable de ello y de todas las consecuencias que le sigan.
Un samurai es intensamente leal a aquellos bajo su cuidado. Para aquellos de los que es responsable, permanece fieramente fiel.
Las palabras de un hombre son como sus huellas; puedes seguirlas donde quiera que él vaya.
Cuidado con el camino que sigues.

Algunos comentarios de Mirumoto Jinto, Rikugunshokan del Clan del Dragón, sobre el código de Bushido:

Sobre el valor:
El camino del valiente no sigue los pasos de la estupidez.
Sobre la lealtad:
Un perro sin amo vagabundea libre. El halcón de un Daimyo (Señor Feudal) vuela más alto.
Solo hay una lealtad superior a la del samurai hacia su Daimyo: la del Daimyo hacia sus súbditos.
Sobre el Respeto:
Un alma sin respeto es una morada en ruinas. Debe ser demolida para construir una nueva.
Sobre la Excelencia:
La perfección es una montaña inescalable que debe ser escalada a diario.
Sobre la Venganza:
La ofensa es como un buen haiku (Breve poema japonés de tres versos): puede ignorarse, desconocerse, perdonarse o borrarse, pero nunca puede ser olvidada.
Sobre la Espada:
Mi hoja es mi alma. Mi alma pertenece a mi Daimyo. Ultrajar mi hoja es afrentar a mi Daimyo.
Sobre el Honor:
La muerte no es eterna; el deshonor, sí.
Sobre la Muerte:
El samurai nace para morir. La muerte, pues, no es una maldición a evitar, sino el fin natural de toda vida.

El Credo del Samurai
No tengo parientes, Yo hago que la Tierra y el Cielo lo sean.
No tengo hogar, Yo hago que el Tan T'ien lo sea.
No tengo poder divino, Yo hago de la honestidad mi poder divino.
No tengo medios, Yo hago mis medios de la docilidad.
No tengo poder mágico, Yo hago de mi personalidad mi poder mágico.
No tengo cuerpo, Yo hago del estoicismo mi cuerpo.
No tengo ojos, Yo hago del relámpago mis ojos.
No tengo oídos, Yo hago de mi sensibilidad mis oídos.
No tengo extremidades, Yo hago de la rapidez mis extremidades.
No tengo leyes, Yo hago de mi auto-defensa mis leyes.
No tengo estrategia, Yo hago de lo correcto para matar y de lo correcto para restituir la vida mi estrategia.
No tengo ideas, Yo hago de tomar la oportunidad de antemano mis ideas.
No tengo milagros, Yo hago de las leyes correctas mis milagros.
No tengo principios, Yo hago de la adaptabilidad a todas las circunstancias mis principios.
No tengo tácticas, Yo hago del vacío y la plenitud mis tácticas.
No tengo talento, Yo hago que mi astucia sea mi talento.
No tengo amigos, Yo hago de mi mente mi amiga.
No tengo enemigos, Yo hago del descuido mi enemigo.
No tengo armadura, Yo hago de la benevolencia mi armadura.
No tengo castillo, Yo hago de mi mente inamovible mi castillo.
No tengo espada, Yo hago de mi No mente mi espada.

Tu Espíritu es el Verdadero Escudo

La serenidad y la belleza del cielo nos miran. Este universo es revelado a sí mismo como una familia creada por el omnipotente Dios. La verdad del Budo es un trabajo de amor, esto es, un trabajo que da vida a todas las cosas, no luchando ni matándose entre sí. El amor es el guardián de la deidad de todas las cosas. Nada puede existir sin nada. Aikido es la realización del amor. Estás en un error si crees que el Budo significa tener oponentes y enemigos, y ser fuerte y cruel con ellos. La verdad del Budo es ser uno mismo con el universo, esto es, estar en unión con el centro del Universo MORIHEI UESHIBA (1883-1969)

The secret of Aikido is not in how you move your feet,it is how you move your mind.I'm not teaching you material techniques, I'm teaching you nonviolence

El Pájaro del Alma

Hondo, muy hondo, dentro del cuerpo habita el alma. Nadie la ha visto nunca pero todos saben que existe.Y no solo saben que existe, saben también lo que hay en su interior.Dentro del alma, en su centro, esta, de pie sobre una sola pata, un pájaro: el pájaro del alma. Él siente todo lo que nosotros sentimos.Cuando alguien nos hiere, el pájaro del alma vaga por nuestro cuerpo, por aquí, por allá, en cualquier dirección, aquejado de fuertes dolores.Cuando alguien nos quiere, el pájaro del alma salta, dando pequeños y alegres brincos, yendo y viniendo, adelante y atrás.Cuando alguien nos llama por nuestro nombre. El pájaro del alma presta atención a la voz, para averiguar que clase de llamada es esa.Cuando alguien se enoja con nosotros, el pájaro del alma se encierra en sí mismo silencioso y triste.Y cuando alguien nos abraza, el pájaro del alma, que habita hondo, muy hondo, dentro del cuerpo, crece, crece, hasta que llena casi todo nuestro interior. A tal punto le hace bien el abrazo.Hasta ahora no ha nacido hombre sin alma. Porque el alma se introduce en nosotros cuando nacemos, y no nos abandona ni siquiera una vez mientras vivimos.Como el aire que el hombre respira desde su nacimiento hasta su muerte.Seguramente quieres saber de que esta hecho el pájaro del alma.¡Ah! Es muy sencillo: está hecho de cajones y cajones pero estos cajones no se pueden abrir así nada más.Cada uno está cerrado por una llave muy especial.Y es el pájaro del alma el único que puede abrir sus cajones.¿Como? También esto es muy sencillo: con su otra pata.El pájaro del alma está de pie sobre una sola pata; con la otra -doblada bajo el vientre a la hora del descanso- gira la llave, moviendo la manija y todo lo que hay dentro se esparce por el cuerpo.Y como todo lo que sentimos tiene su propio cajón, el pájaro del alma tiene muchísimos cajones: un cajón para la alegría y un cajón para la tristeza, un cajón para la envidia y un cajón para la esperanza, un cajón para la decepción y un cajón para la desesperación, un cajón para la paciencia y un cajón para la impaciencia.También hay un cajón para el odio y otro para el enojo, y otro para los mimos.Un cajón para la pereza y un cajón para nuestro vacío, y un cajón para los secretos más ocultos (este es un cajón que casi nunca abrimos.Y hay más cajones.También tu puedes añadir todos los que quieras.A veces el hombre puede elegir y señalar al pájaro... Qué llaves girar y qué cajones abrir.Y a veces es el pájaro quien decide.Por ejemplo: el hombre quiere callar y ordena al pájaro abrir el cajón del silencio; pero el pájaro, por su cuenta, abre el cajón de la voz, y el hombre habla y habla y habla.Otro ejemplo: el hombre desea escuchar tranquilamente, pero el pájaro abre, en cambio, el cajón de la impaciencia: y el hombre se impacienta. Y sucede que el hombre sin desearlo siente celos; y sucede que quiere ayudar y es entonces cuando estorba.Porque el pájaro del alma no es siempre un pájaro obediente y a veces causa penas...De todo esto podemos entender que cada hombre es diferente por el pájaro del alma que lleva dentro.Un pájaro abre cada mañana el cajón de la alegría; la alegría se desparrama por el cuerpo y el hombre esta dichoso.Otro pájaro abre, en cambio, el cajón del enojo; el enojo se derrama y se apodera de todo su ser. Y mientras el pájaro no cierra el cajón, el hombre continua enojado.Un pájaro que se siente mal, abre cajones desagradables; un pájaro que se siente bien, elige cajones agradables.Y lo que es más importante: hay que escuchar atentamente al pájaro.Porque sucede que el pájaro del alma nos llama, y nosotros no lo oímos.¡Que lastima!Él quiere hablarnos de nosotros mismos, quiere platicarnos de los sentimientos que encierra en sus cajones.Hay quien lo escucha a menudo.Hay quien rara vez lo escucha.Y quien lo escucha solo una vez.Por eso es conveniente, ya tarde, en la noche, cuando todo esta en silencio, escuchar al pájaro del alma que habita en nuestro interior, hondo, muy hondo, dentro del cuerpo.

Buda de Kamakura

jueves, 29 de mayo de 2008

Cuentos Zen 2

CONCENTRACIÓN
Después de ganar varios concursos de arquería, el joven y jactancioso campeón retó a un maestro Zen que era reconocido por su destreza como arquero. El joven demostró una notable técnica cuando le dió al ojo de un lejano toro en el primer intento, y luego partió esa flecha con el segundo tiro. "Ahí está", le dijo al viejo, "¡a ver si puedes igualar eso!".Inmutable, el maestro no desenfundo su arco, pero invitó al joven arquero a que lo siguiera hacia la montaña. Curioso sobre las intenciones del viejo, el campeón lo siguió hacia lo alto de la montaña hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por un frágil y tembloroso tronco. Parado con calma en el medio del inestable y ciertamente peligroso puente, el viejo eligió como blanco un lejano árbol, desenfundó su arco, y disparó un tiro limpio y directo. "Ahora es tu turno", dijo mientras se paraba graciosamente en tierra firme. Contemplando con terror el abismo aparentemente sin fondo, el joven no pudo obligarse a subir al tronco, y menos a hacer el tiro. "Tienes mucha habilidad con el arco", dijo el maestro, "pero tienes poca habilidad con la mente que te hace errar el tiro".

LA APUESTA DEL VIEJO GUERRERO
El señor Naoshige declaró un día a Shimomura Shoun, uno de sus más viejos samurais: - La fuerza y el vigor del joven Katsuchige son admirables para su edad. Cuando lucha con sus compañeros vence incluso a los mayores que él. - A pesar de que ya no soy joven estoy dispuesto a apostar que no conseguirá vencerme - Afirmó el anciano Shoun. Para Naoshige fue un placer organizar el encuentro que tuvo lugar esa misma noche en el patio del castillo, en medio de un gran número de samurais. Estos estaban impacientes por ver lo que le iba a suceder al viejo farsante de Shoun. Desde el comienzo del encuentro, el joven y poderoso Katsushige se precipitó sobre su frágil adversario agarrándolo firmemente, decidido a hacerlo picadillo. Shoun estuvo a punto de caer varias veces al suelo y de rodar en el polvo. Sin embargo, ante la sorpresa general, cada vez se restableció en el último momento. El joven, exasperado, intentó dejarle caer de nuevo poniendo toda su fuerza en el empeño, pero esta vez, Shoun aprovechó hábilmente su movimiento y fue él quien desequilibró a Katsushige arrojándolo al suelo. Después de ayudar a su adversario semi-inconsciente a levantarse, se acercó al señor Naoshige y le dijo:- Sentirse orgulloso de su fuerza cuando aún no se domina la fogosidad es como vanagloriarse públicamente de sus defectos.

EL SECRETO DE LA VÍA DEL SABLE
Un joven fue un día a acercarse a un Maestro de Kenjutsu para ser un alumno. El maestro aceptó y dijo: “A partir de hoy, tu iras cada día a cortar troncos en el bosque y a buscar el agua en el río.” Esto fue lo que el joven hizo. Depuse de tres años, se dirigió al maestro y le dijo: “Yo he venido para aprender la esgrima y hasta ahora ni siquiera pasé la puerta del Dojo...”. “Muy bien, -le dijo el Gran Maestro-, pues hoy tu entraras.” Sígueme. Y desde este momento, tu haces toda la marcha alrededor de la sala, pisando cuidadosamente el borde del tatami pero sin traspasarle jamás... El discípulo practicó el ejercicio durante un año, al fin del cual él se encolerizó hasta tal punto que se dirigió al Maestro y gritó: “Me voy, no he aprendido nada del arte que vine a aprender, me voy...” “No, -le dijo el Maestro- hoy voy a continuar enseñándote. Ven conmigo..."El Maestro llevó al joven frente a una montaña, seguidamente al borde de un precipicio enorme. Un tronco de árbol estaba haciendo de puente sobre el vacío... “Pues bien, pasa para el otro lado”, dijo el Gran Maestro al discípulo, que estaba lleno de terror.Mirando al abismo, lleno de miedo y de vértigo, el joven estaba paralizado. En ese momento llega un ciego, que tanteando con su caña, sin rechistar, se mete sobre el frágil pasaje y pasa tranquilamente. No fue preciso más para que el joven perdiera el miedo y a su vez pasara rápidamente al otro lado.Su maestro la grita: “Tu dominaste el secreto de la esgrima: abandonar el ego, no temer a la muerte, ser indiferente a las circunstancias adversas. Cortando troncos, desarrollaste la musculatura, marchando con atención al borde del tatami perfeccionaste tu equilibrio, y mira, hoy tu comprendiste el secreto de la “Vía”, creo que serás entre todos el más fuerte...

La Música del Aikido

Paseando por un camino del universo, un practicante del Aikido oye un canto armónico y melodioso, que viene de atrás de una estrella.
Absorto por aquella extraña atmósfera, vibrante e intensa, el tan solo puede buscar el origen de la fuente.
... ella estaba allí, bellísima, etérea, impalpable, vestida con un traje largo que descendía paralelo siguiendo las suaves curvas de su cuerpo. Sobre este se apoyaban con dulzura redondas, negras, corcheas, fusas, pausas, puntos y tantos otros que indicaban las divisiones del tiempo, la velocidad del ritmo, la altura de la vibración y ... todo parecía un sueño fugaz e irrepetible.
Al advertir la presencia del joven, el canto se interrumpe dejando espacio al eco de todas estas vibraciones que parecían no tener nunca fin.
Y en aquel vibrante silencio los dos se sentaron muy cerca... un pequeño instante de eternidad...
... mirando el movimiento de los planetas... y de todas las cosas...
Aquel canto, aquella melodía, aquella vibración parecía alejarse cada vez mas... un recuerdo...
Después un pensamiento surca la mente del hombre.
"...Pero ... también yo, cuando hago un movimiento, siento que ... siento que se desvanece ... me explico, si lo hago bien siento un placer inmenso y quiero de inmediato repetirlo para prolongar esa sensación pero ... no estoy seguro de poder repetirlo del mismo modo ... es mas ... casi nunca lo logro ..."
Con una voz suave y confidencial ella responde:
"...Entonces tu arte es muy similar al mío, porque él vive en el corazón de quien lo hace y en la mente del que lo recibe ... y por esto no se puede fijar ...."
"... Pero tu tienes instrumentos..." le dice un poco incierto.
Lenta y dulcemente ella hablaba mirando a lo lejos como si esto no fuera verdaderamente importante.
" ... Si tu usas tu cuerpo, ese es tu instrumento, cuidadlo, mantenlo limpio, protégelo y úsalo todos los días ..."
" ... El hecho es que hay movimientos que no logro interpretar ..."
" ... Deberías descubrir primero que tipo de instrumento eres ... la verdad es que un tambor no podrá jamás hacer la misma cosa que un violín, o una guitarra lo que hace un trombón ... después debes ser aquello y no buscar transformarte en lo que no eres ..."
" ... Por favor continúa, esto me interesa ... sabes, cuando imito a todos los que pasan muchas veces me siento así ... ¡como un tonto!"
" ... Cada uno es, en cierto sentido, particular, original ... si te reconoces y te aceptas por el instrumento que eres solo debes descubrir toda la potencialidad expresiva y aprender a utilizarla de la mejor manera ... afinarte e interpretar al otro será facilísimo ... por fin podrás ser parte de la orquesta entera ..."
" ... ¿Orquesta? ... ¡pero si yo pensaba hacer todo eso solo! ... ¿De qué orquesta estás hablando?..."
" ... De aquella que dirige tu maestro, como el mío, de manera que todos los instrumentos presentes en la sala colaboren en la expresión de aquella composición única ... Piensa, ¿qué sucedería en una orquesta en que cada uno toque por su cuenta? ... ¡¡¡sería un poco como asistir a tu lección y ver a uno que se mueve solo, a otros que practican intensamente, otros que se ponen a confidenciar y alguno que se equivoca o piensa en otra cosa!!! ..."
El silencio absorvía cada palabra para dar espacio a imágenes, situaciones, reflexiones, después regresaba la realidad en aquel ángulo del espacio abierto, sin fin ... quizás el aire está fresco o caliente ... allí en aquel espacio ...
El hombre intentó recapitular ....
" ... Si te entiendo bien, entonces debería tener bien afinado el instrumento, como tener cuidado de la buena condición del cuerpo, no dejar a un lado los ejercicios de base (KIHON), afinar la técnica hasta que sea libre de moverme como quiera ... de pronto ... para formar parte de la orquesta pero ... se necesita todavía un poco de tiempo!!! ..." concluye explotando una sonora carcajada.
" ¡Oh no! Para esto solo será suficiente con ponerse completamente e incondicionalmente en manos del director de la orquesta, el sabrá sacar lo mejor de tí! ..."
Regresando al silencio, la mirada se proyecta a lo lejos, aquel vacío misterioso parecía vibrar extrañamente ... como si los mismos pensamientos pudieran vibrar, como si este sentido de comprensión le diera el impulso a la intención de ponerse de inmediato a trabajar ...
Una respiración profunda regresó al hombre al presente ... gira su atención a aquella extraña compañera. ¿Podía tener un precio aquel traspaso de conocimiento, o simplemente el amor se manifiesta así, intercambiando, comunicando, comprendiendo?
El hombre lleno de un sentimiento de gratitud se vuelve para abrazarla ... pero ella no estaba ... ya no se encontraba allí ... como si nunca hubiera existido.
Se quedó un poco sorprendido y desorientado ... el vacío, alrededor, estaba desapareciendo lentamente ... en su rostro se dibujaba una sonrisa porque sabía que aún necesitaría de ella ... sabía que volvería a encontrarla ... y sabía en donde buscarla. ==========================
Existen tantos estilos o "formas" de música. ¿Quién puede decir cual es la verdadera música? Así también existen muchas formas de Aikido, pero ¿Cuál será el verdadero Aikido?Puede ser que tanto la música como el Aikido se busquen al interior de las diversas formas hasta percibirle la esencia. Pegarse a una forma significa ver tan solo un aspecto de aquel arte.

El arte de manejar el instrumento musical para que produzca un buen sonido, es equivalente al arte de mantener el propio cuerpo para que produzca buenos movimientos.

Para poder tocar junto a los otros instrumentos se debe, primero, saber tocar el propio instrumento así como para poder mover a tu UKE debes primero saber moverte a tí mismo.

Dos instrumentos pueden tocar juntos solo si están "afinados" en la misma nota, así UKE debe afinarse con TORI, y viceversa.

Al primer sonido del instrumento el maestro comprende si has estudiado, de la misma manera tus primeros pasos en el DOJO indican tu preparación.

Una lección de Aikido es una orquesta de movimientos.

En una orquesta ningún instrumento es más importante que otro para la realización de la melodía, así también la clase de Aikido, es la máxima expresión de todos los practicantes.

Sería muy difícil tocar un tambor como si este fuera un violín o una flauta. Si tu UKE es un tambor no trates de tocarlo como violín.

Cuentos Zen

LAS RAÍCES (El libro del Samurai)
El árbol genealógico del Señor Soma, sobrenombrado el Chiken Marokoshi, era
el más elaborado del Japón. Un año en el que su hacienda se incendió y estuvo a punto
de ser destruida, el Señor Soma dijo: "Incluso si la casa, los muebles y todo el resto es
destruido, no lo lamentaré porque son cosas que se pueden reemplazar. Lo único que
lamentaré es no haber podido salvar mi árbol genealógico, que es un tesoro de familia
de lo más precioso." Allí estaba un Samurai y dijo: "Voy a entrar en la casa y traerlo."
El Señor y los demás se pusieron a reír, diciendo: "La casa es ya pasto de las llamas,
¿cómo lo conseguiréis?" Aquel hombre no había sido jamás muy hablador y no había
sido particularmente diligente pero era alguien que iba hasta el final en todo lo que
hacía. Dijo también: "Hasta ahora no he sido de una gran utilidad a mi amo, porque no
he sido muy cuidadoso, pero he vivido con la idea de que un día mi vida podría ser útil.
Me parece que este momento ha llegado." Entonces se lanzó a las llamas. Cuando el
incendio fue apagado, el amo ordenó: "¡Que se encuentre su cadáver! ¡Qué gran
pérdida!" Después de haber buscado por todas partes, se descubrió su cuerpo en el
jardín próximo a los apartamentos; cuando se le dio la vuelta, salió sangre de su vientre.
El Samurai se había abierto el vientre y en él había colocado el documento para que
permaneciera intacto. A partir de ese día, se sobrenombró este documento "la
genealogía de la sangre".
En el Koyogunkan, alguien dijo: "Cuando estoy frente al enemigo, siempre
tengo la impresión de que penetro en las tinieblas y a causa de esto he sido herido
gravemente... sin embargo, vos que habéis combatido con tantos hombres valientes
jamás habéis sido herido. ¿Cómo es posible esto?" El otro contestó: "Cuando me
enfrento con el enemigo, es desde luego como si penetrara en las tinieblas. Pero
enseguida tranquilizo mi mente, todo se vuelve como una noche iluminada por la pálida
Luna. Si ataco en este momento, sé que no seré alcanzado." Esta es la situación en el
momento de la verdad.

Soñando
El gran maestro Taoísta Chuang Tzu soñó una vez que era una mariposa revoloteando aquí y allá. En el sueño no tenía conciencia de su individualidad como persona. Era sólo una mariposa. De pronto, se despertó y se encontró ahí acostado, una persona otra vez. Pero entonces pensó para sí mismo, "¿Era antes un hombre que soñaba ser una mariposa, o soy ahora una mariposa que sueña ser un hombre?"

El joven Samurai y su padre
Llega a su final este hermoso diálogo entre un viejo samurai y su joven hijo. Ya han conversado acerca de las motivaciones que deben guiar la vida y de cómo sobrellevar las dificultades.Pero qué hacer con aquellos que por envidia no nos dejan continuar.Aprende junto al joven Kan las tres armas más importantes que un samurai puede tener...
- Padre, tengo una duda que me atormenta - Se sinceró Kan - antes no te la quise decir por que hoy es un día de dicha. Pero no concuerda con lo que me acabas de decir.
-¿Si hijo?
- Ayer conté a mis amigos del pueblo que me iba a convertir en Samurai, que aprendería los secretos de nuestro arte y que me convertiría en el tipo de guerrero más poderoso que existe - los ojos de Kan se clavaron en el crujiente fuego - y los otros niños se rieron de mí, me dijeron que era un blandengue, que todo eran mentiras y que tuviera cuidado por que lo más seguro es que me dieran una paliza los verdaderos Samurais por mentiroso y que luego me echarían a la hoguera. ¿he de ser generoso también con esos niños padre?
- Hijo... - Una sonrisa de comprensión surcaba los labios del viejo Samurai, a él le había pasado lo mismo en su juventud y sabía que las mismas personas que hoy criticaba y ridiculizaban a su hijo, mañana serían sus más fervientes admiradores por su valentía y coraje - Hay una forma muy fácil de evitar las criticas...
-¿Cual es padre? - Pregunto entusiasmado Kan
- ... simplemente no seas nada y no hagas nada, consigue un trabajo de barrendero y mata tu ambición. Es un remedio que nunca falla.
- ¡Pero Padre! Eso no es lo que yo quiero, yo quiero ser fuerte y poderoso como tú, tengo aspiraciones y sueños que quiero cumplir en la vida. Y solo tengo esta vida para hacer esos sueños realidad ¿Como me pides que haga eso?
- Entonces Kan, ten mucho cuidados con los ladrones de sueños - dijo Kazo misterioso.
- ¿Los ladrones de sueños? - El niño Samurai miro temeroso a su alrededor - ¿Que son? ¿Demonios de la noche? ¿Duendes malignos? ¿Seres tenebrosos?
- No hijo, son tus amigos y personas cercanas a ti - Los ojos de su hijo lo miraban con una expresión triste, como si le acabara de caer el mundo encima - No te preocupes, solo son amigos tuyos, mal informados que quieren protegerte, quieren todo el bien para ti y que no sufras, por eso intentarán detenerte en todos los proyectos que hagas, para evitar que fracases y te hagas daño.
- Pero entonces son como los fantasmas del miedo y del fracaso, quieren mi bien y sin embargo me infringen el mayor daño que puede existir. Róbame mis sueños, mis ambiciones y por tanto las más poderosas armas que tengo de alcanzar lo que yo quiero. Si nunca lo intento... nunca lo conseguiré. Es cierto que si lo intento puedo fracasar, sin embargo también puedo tener éxito y conseguir lo que yo quiero!
- Eso es hijo y además, sin quererlo, acabas de descubrir tus tres armas más poderosas.
- ¿Cuáles? dímelo - su ilusión ante la perspectiva de tener más armas era enorme.
- La primera el Entusiasmo, si crees en lo que haces y de verdad te gusta podrás conseguirlo todo y debes creerlo con todos los vestigios de tu ser.
Kan asintió con la cabeza temeroso de interrumpir a su padre.
- La segunda ¡El Empuje! Has de aprender y trabajar, aprender y trabajar y después... enseñar, aprender y trabajar. Solo con el trabajo conseguirás tus objetivos. Si pretendes aprovecharte de la gente solo encontraras el fracaso, sin embargo, si trabajas con honor, en equipo y siempre intentas superarte... no habrá nada que pueda pararte.
Kan poso la mano en su corazón y se prometió a si mismo, en absoluto silencio que siempre trabajaría con honor y que nadie le pararía.
- Y tercero la Constancia - los ojos de Kan preguntaban a su padre que era la constancia, acaso no era lo mismo que el empuje - La Constancia hijo mío, es la capacidad de aguantar en los tiempos duros y seguir trabajando para que vengan los tiempos buenos, la constancia es el Arte de Continuar Siempre! Tú ahora acabas de empezar y mañana empezarás a practicar con los Samurais. Al principio, después de cada entrenamiento, te dolerán los músculos y estarás cansado, tendrás ganas de abandonarlo todo por que pensarás que esto es demasiado duro para ti. Pero si eres Constante y continuas aprendiendo y practicando, poco a poco tu cuerpo se irá adaptando y desarrollando, así como tu mente. Y veras como cada vez las cosas te resultarán más fáciles y obtendrás más resultados y más fácilmente. Los comienzos son siempre duros hijo, y solo si eres Contante tendrás el éxito asegurado.
Kazo vio como su joven hijo asentía medio dormido. Ya era tarde y hoy había aprendido más que en toda su vida. EL viejo Samurai cogió a su joven hijo y ahora aprendiz de su arte en sus brazos, levantando, a pesar de su avanzada edad, como si de una pluma se tratara. Su hijo le susurro algo al oído como "gracias papa!" antes de quedarse dormido. El general de generales se preguntó si realmente su hijo seguiría al pie de la letra todos los consejos que hoy había aprendido. Sabía que si así lo hacía llegaría aun más alto de lo que él, general de generales, había logrado.

EL SAMURAI Y EL PESCADOR
Durante la ocupación Satsuma de Okinawa, un Samurai japonés que le había prestado dinero a un pescador, hizo un viaje para recolectarlo a la provincia Itoman, donde vivía el pescador. No siéndole posible pagar, el pobre pescador huyó y trató de esconderse del Samurai, que era famoso por ser corto de genio. El Samurai fue a su hogar y al no encontrarlo ahí, lo buscó por todo el pueblo. A medida que se daba cuenta que no lo encontraba se volvió furioso. Finalmente, al atardecer, lo encontró bajo un barranco que lo escondía de la vista. En su enojo, desenvainó su espada y dijo: "Qué tienes para decirme", le gritó.
El pescador replicó, "Antes que me mate, me gustaría decir algo. Humildemente le pido esa posibilidad." El Samurai dijo, "Ingrato! Te presto dinero cuando lo necesitas y te doy un año para pagarme y me retribuyes de esta manera. Habla antes que cambie de parecer."
"Lo siento", dijo el pescador. "Lo que quería decir era ésto. Acabo de comenzar el aprendizaje del arte de la mano vacía y la primera cosa que he aprendido es el precepto: 'Si alzas tu mano, restringe tu temperamento; si tu temperamento se alza, restringe tu mano."
El Samurai quedó anonadado al escuchar esto de los labios de un simple pescador. Envainó su espada y dijo: "Bueno, tienes razón. Pero acuérdate de esto, volveré en un año a partir de hoy, y será mejor que tengas el dinero." Y se fue.
Había anochecido cuando el Samurai llegó a su casa y, como era costumbre, estaba a punto de anunciar su regreso, se vio sorprendido por un haz de luz que provenía de su pieza, a través de la puerta entreabierta.
Afinó su ojo y pudo ver a su esposa tendida durmiendo y el contorno impreciso de alguien que dormía a su lado. Muy sorprendido y explotando de ira se dio cuenta de que era un samurai!
Sacó su espada y sigilosamente se acercó a la puerta de su pieza. Levantó su espada preparándose para atacar a través de la puerta, cuando se acordó de las palabras del pescador: "Si tu mano se alza, restringe tu temperamento; si tu temperamento se alza restringe tu mano."
Volvió a la entrada y dijo en voz alta. "He vuelto". Su esposa se levantó, abriendo la puerta salió junto con la madre del Samurai para saludarlo. La madre vestida con ropas de él. Se había puesto ropas de Samurai para ahuyentar intrusos durante su ausencia.
El año pasó rápidamente y el día del cobro llegó. El Samurai hizo nuevamente el largo viaje. El pescador lo estaba esperando. Apenas vio al Samurai, este salió corriendo y le dijo: "He tenido un buen año. Aquí está lo que le debo y además los intereses. No sé cómo darle las gracias!"
El Samurai puso su mano sobre el hombro del pescador y dijo: "Quédate con tu dinero. No me debes nada. Soy yo el que está en deuda."

El Cuervo

Cierta noche aciaga cuando, con la mente cansada,Meditaba sobre varios libracos de sabiduría ancestralY asentía, adormecido, de pronto se oyó un rasguido,Como si alguien muy suavemente llamara a mi portal."Es un visitante -me dije-, que está llamando al portal.Sólo eso y nada más."¡Ah, recuerdo tan claramente aquel desolado Diciembre!Cada chispa resplandeciente dejaba un rastro espectral.Yo esperaba ansioso el alba, pues no había hallado calmaEn mis libros, ni consuelo a la pérdida abismalDe aquella a quien los ángeles Leonor podrán llamarY aquí ya nadie nombrará.Cada crujido de las cortinas purpúreas y cetrinasMe embargaba de dañinas dudas y mi sobresalto era talQue, para calmar mi angustia repetí con voz mustia:"No es sino un visitante que ha llegado a mi portal;Un tardío visitante esperando en mi portal.Sólo eso y nada más".Mas de pronto me animé y sin vacilación hablé:"Caballero -dije-, o señora, me tendréis que disculparPues estaba adormecido cuando oí vuestro rasguidoY tan suave había sido vuestro golpe en mi portalQue dudé de haberlo oído", ¡y abrí de golpe el portal!...Sólo sombras, nada más.La noche miré de lleno, de temor y dudas pleno,Y soñé sueños que nadie osó soñar jamás;Pero en este silencio atroz, superior a toda voz,Sólo se oyó la palabra "Leonor", que yo me atreví a Susurrar...Sí, susurré la palabra "Leonor" y un eco volvióla a nombrar.Sólo eso y nada más.Aunque mi alma ardía por dentro regresé a mis aposentosPero pronto aquel rasguido se escuchó más pertinaz."Esta vez quien sea que llama ha llamado a mi ventana;Veré pues de qué se trata, qué misterio habrá detrás.Si mi corazón se aplaca lo podré desentrañar.¡Es el viento y nada más!".Mas cuando abrí la persiana se coló por la ventana,Agitando el plumaje, un cuervo muy solemne y ancestral.Sin cumplido o miramiento, sin detenerse un momento,Con aire envarado y grave fue a posarse en mi portal,En un pálido busto de Palas que hay encima del umbral.Fue, posóse y nada más.Esta negra y torva ave tocó, con su aire grave,En sonriente extrañeza mi gris solemnidad."Ese penacho rapado -le dije-, no te impide serOsado, viejo cuervo desterrado de la negrura abisal;¿Cuál es tu tétrico nombre en el abismo infernal?"Dijo el cuervo: "Nunca más".Que un ave zarrapastrosa tuviera esa voz virtuosaSorprendióme aunque el sentido fuera tan poco cabal,Pues acordaréis conmigo que pocos habrán tenidoOcasión de ver posado tal pájaro en su portal.Ni ave ni bestia alguna en la estatua del portalQue se llamara "Nunca más".Mas el cuervo, altivo, adusto, no pronunció desde el busto,Como si en ello le fuera el alma, ni una sílaba más.No movió una sola pluma ni dijo palabra algunaHasta que al fin musité: "Vi a otros amigos volar;Por la mañana él también, cual mis anhelos, volará".Y dijo entonces :"Nunca más".Esta certera respuesta dejó mi alma traspuesta;"Sin duda - dije-, repite lo que ha podido acopiarDel repertorio olvidado de algún amo desgraciadoQue en su caída redujo sus canciones a un refrán:"Nunca, nunca más".Como el cuervo aún convertía en sonrisa mi porfíaPlanté una silla mullida frente al ave y el portal,Y hundido en el terciopelo me afané con receloEn descubrir qué quería la funesta ave ancestralAl repetir: "Nunca más".Esto, sentado, pensaba, aunque sin decir palabraAl ave que ahora quemaba mi pecho con su mirar;Eso y más cosas pensaba, con la cabeza apoyadaSobre el cojín purpúreo que el candil hacía brillar.¡Sobre aquel cojín purpúreo que ella gustaba de usar,Y ya no usará nunca más!.Luego el aire se hizo denso, como si ardiera un inciensoMecido por serafines de leve andar musical."¡Miserable! -me dije-. ¡Tu Diós estos ángeles dirigeHacia ti con el filtro que a Leonor te hará olvidar!¡Bebe, bebe el dulce filtro, y a Leonor olvidarás!".Dijo el cuervo: "Nunca más"."¡Profeta! -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!¿Del Tentador enviado o acaso una tempestadTrajo tu torvo plumaje hasta este yermo paraje,A esta morada espectral? ¡Mas te imploro, dime ya,Dime, te imploro, si existe algun bálsamo en Galaad!"Dijo el cuervo: "Nunca más"."¡Profeta! -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!Por el Diós que veneramos, por el manto celestial,Dile a este desventurado si en el Edén lejanoA Leonor , ahora entre ángeles, un día podré abrazar".Dijo el cuervo: "¡Nunca más!"."¡Diablo alado, no hables más!", dije, dando un paso atrás;¡Que la tromba te devuelva a la negrura abisal!¡Ni rastro de tu plumaje en recuerdo de tu ultrajeQuiero en mi portal! ¡Deja en paz mi soledad!¡Quita el pico de mi pecho y tu sombra del portal!"Dijo el cuervo: "Nunca más".Y el impávido cuervo osado aún sigue, sigue posado,En el pálido busto de Palas que hay encima del portal,Y su mirada aguileña es la de un demonio que sueña,Cuya sombra el candil en el suelo proyecta;Y mi alma, de esa sombra que allí flota fantasmal,No se alzará...¡nunca más!.


Edgar Allan Poe

El Cerezo y el Sauce

Cerca de Nagasaki vivía un médico filósofo llamado Shirobei-Akyama. Estaba convencido de que el origen de las enfermedades humanas era la mala utilización del cuerpo y del espíritu. Este precursor de la medicina psico-somática partió a China, donde según se decía, las técnicas terapéuticas hacían maravillas. Estudió el principio del Tao, la acupuntura y algunas posiciones del Wou-Chou,- lucha china-, en la que se emplean las proyecciones, las luxaciones y los golpes, creada por un médico para restablecer rápidamente los convalecientes y desarrollar armoniosamente el cuerpo.
De regreso a Japón, Shirobei-Akyama enseñó a sus discípulos algunas técnicas de reanimación y de ataque basadas en dañar ciertos puntos vitales. Había comprendido el sentido positivo de la filosofía del Tao, así como sus aplicaciones prácticas en medicina o en lucha. Al mal, oponía mal; a la fuerza, fuerza. Pero ante una enfermedad difícil de definir o muy poderosa (o un rival muy fuerte) los principios chinos se derrumbaban. Los discípulos del médico se desanimaron y lo abandonaron. Este perplejo, se retiró a un pequeño templo y se impuso una meditación de cien días. A largo de este tiempo, el espíritu de Shirobei alcanzó una agudeza extraordinaria. Volvió a plantearse todo: la filosofía China del Ying y el Yang, la acupuntura y los métodos de combate. La pregunta final que le torturaba era esta: "Si cuando ataco, yo soy positivo, por el contrario, soy negativo cuando soy atacado. Pero oponer una acción a una acción es fructífero solo si mi fuerza es superior a la del adversario. ¿Cómo estar en posición negativa (atacado a la defensiva) y guardar al mismo tiempo la iniciativa de la acción?. Puesto que la acción positiva es siempre aniquilada por otra acción positiva más fuerte, ¿cómo someterse a ella y controlarla?".
Paseando una mañana por el jardín del templo, mientras nevaba abundantemente, escuchó el crujido de las ramas de un cerezo, cediendo bajo la nieve. Y entonces, percibió un sauce cerca del río. El peso de la nieve doblaba sus ramas, la nieve caía y las ramas volvían a su posición original. Fue su iluminación.
A lo positivo, hay que oponerle su complemento: lo negativo. Ante la fuerza, hay que reaccionar con flexibilidad. Si un atacante lo empuja, no hay que oponerle con fuerza, puesto que la suya podría ser superior y se correrá el riesgo de ser derribado. Ante un empujón, hay que ceder rápidamente con un inesperado retroceso, el adversario entonces es desequilibrado y caerá a sus pies. Si por lo contrario te jala hacia él, no intentes una resistencia que resultaría inútil. Salte en el mismo sentido de su tracción y nuevamente aproveche su desequilibrio, entonces es desequilibrado para derribarlo sin gran esfuerzo.
El médico de Nagasaki perfeccionó entonces las técnicas de ataque y defensa en cuerpo a cuerpo, creando un centenar de tomas. Sus discípulos propagaron sus enseñanzas con el nombre de Yoshin-Ryu o "Escuela del Corazón del Sauce".

Aforismos de Buda 2

Cuando no tengas nada importante que decir, guarda el noble silencio. Si no puedes mejorar lo dicho, por otros, guarda el noble silencio.
Una vez hemos pronunciado las palabras, nos hacemos presos de las mismas. Vigila tus palabras.
A veces el hombre no puede controlar las circunstancias, pero siempre puede controlar su propia mente.
He aquí la suprema sabiduría y la más noble: conocer la aniquilación de todo el sufrimiento. He aquí la suprema paz y la más noble: el apaciguamiento de la avidez, del odio y de la ofuscación.
La vida de pureza no se practica para conseguir fama, honores ni provecho, ni para lograr una moralidad, conocimiento y visión perfectos. La definitiva liberación de la mente, esta y solo esta es la finalidad de la vida de pureza, esta es su esencia, esta es su consumación.

Aforismos de Buda

No hagas absolutamente nada con la mente.
Reside auténticamente, en un estado natural.
Nuestra mente, sin perturbaciones, es la realidad.
La clave está en meditar sin flaquear;
Experimenta la gran realidad
mas allá de los extremos.
En un Océano lúcido,
Las burbujas nacen y mueren una y otra vez.
De la misma forma, los pensamientos no son diferentes de la gran realidad.
No encuentres faltas; permanece tranquilo.
Cualquiera cosa que nazca, cualquiera cosa que ocurra,
No te apegues, déjala libre en el lugar.
Las apariencias, los sonidos, y los objetos son nuestra mente;
No existe; nada excepto nuestra mente.
La mente esta más allá de los extremos, del nacer y del morir.
La naturaleza de la mente es estar despierta,
Utiliza los cinco sentidos, pero no te apartes de la realidad.
En el estado de equilibrio cósmico
No hay nada que practicar o abandonar
No hay meditación o periodos de práctica.